Papá, ¿nosotros por qué somos del Castellón?

Es domingo por la tarde. He dejado el calorcito casero para sentarme en un frío asiento de Preferencia Alta del estadio Castalia. Hace un frío terrible y encima ha empezado a chispear. El árbitro retrasa media hora el encuentro por las lluvias de la mañana. Sigo sentado, sufriendo un viento helado y una humedad digna de la Atlántida ya sumergida.
Comienza el partido... y comienza la lluvia. Abro el paraguas, me cae el agua que rebota en la gente de alrededor. No importa, Tabares cede un balón de oro a Raúl Sánchez para que suba el primer tanto al electrónico. Cada vez llueve más, el campo ya es una piscina, estamos calados hasta los huesos... seguimos ganando.
En el descanso decidimos trasladarnos a la zona techada del estadio. Desde las escaleras, amontonados unos junto a otros, vemos como la venganza del Día de la Infamia -programada para hoy- se va al traste con la ayuda inestimable del árbitro -esta vez no es un tópico-, primero señalando penalty y luego por no suspender el partido: el campo es una ciénaga, el deporte que vemos no se parece en nada al fútbol moderno, es un calco del entretenimiento medieval de llevar una vejiga de buey hinchada de un pueblo a otro.
Nos remontan. Hemos pasado frío, nos hemos empapado -seguro que mañana hay resfriado- y hemos perdido dos horas del domingo. ¿Por qué?
Porque albinegre de cor bon patidor.

1 comentario:

Espartaco dijo...

Lamentable lo que está acaeciendo este año con el CD.Castellón ... Lo que pasa es que somos unos masocas de cuidado, con lo poquito que nos conformamos joder ...

Un saludo, ya te tengo fichado en el blog!!!