And the Oscar goes to

Como todos sabemos, este fin de semana se entregan las estatuillas de C3PO que tanto desean todos los que trabajan en el mundillo del cine. Sobre la alfombra roja, montones de estrellas, todas radiantes con vestidos y joyas que valen más que las propias películas que representan. Cientos de fotógrafos cubriendo el acto y cientos de miles de dólares gastados en que la ceremonia sea todo un éxito. Como cada año, grandes decepciones, alguna sorpresa y premios más que cantados. Además está el eterno debate sobre la comercialidad de las películas nominadas y los reproches por parte de los que no han sido nominados.
Personalmente me gusta la ceremonia de los Oscar. Lo que más me gusta es ver el desfile de celebridades -femeninas claro- por la alfombra. Unas se pasean elegantes y sobrias -luego ya beberán en la fiesta-, otras sexys y desenfadadas y algunas en perfecta combinación entre los dos puntos. Escotes de vértigo, altísimos tacones, aberturas estratégicas, brillantes y un largo etcétera: es la noche del glamour -y también de algún que otro atentado al buen gusto-. Estaría bien poder pasarse un año por la ceremonia, y luego ir a la fiesta con las estrellitas... a ver qué pasa.
Pero hay alguien a quien le gustan aún más los Oscar: las casas de apuestas. Gane quien gane, ellos suelen embolsarse grandes cantidades de dólares. Desde sus páginas en internet, podemos ver cómo nuestra audacia al apostar por la actriz revelación se convierte en sus beneficios. Pero en fin, hay gente a quien le gusta añadirle algo de emoción a las cosas, cada uno que decida si juega o no. Yo lo único que apostaría es que la gala será algo más entretenida que la de los Goya de este año.

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