Medalla de honor?

Agazapado detrás de una rocas, cubierto como estaba de polvo, exhausto hasta decir basta, era la persona más feliz del mundo.
Había pasado los últimos meses combatiendo en un lugar extraño por unos ideales que no eran los suyos. Las muertes que había cobrado le valieron muchos galones en su casaca y un tremendo pesar en su corazón. Aquellos hombres tenían el mismo motivo que él para permanecer allí rehuyendo a la muerte: sobrevivir.
Sin ir más lejos, durante las últimas horas había formado parte de la mayor ofensiva militar de la historia. Y había valido la pena.
Cansado de sentir el susurro de la muerte junto a su oído, de arriesgar su vida por defender una posición que le decían era estratégica, se presentó voluntario para la última batalla. Antes del amanecer ya se encontraba avanzado hacia el búnker. Al despuntar el alba cayeron sobre el edificio enemigo. Las balas silbaron, estallaron los obuses, sus compañeros caían aquí y allá. Mataban y eran matados por decenas. La muerte se cebó con la zona. Todos ellos sabían que no había nada más: ganar y vivir libres o caer en el olvido.
Largas horas duró la contienda, pero finalmente un movimiento estratégico de su pelotón les permitió envolver el búnker por dos flancos. Mientras sus compañeros atraían el fuego hacia si, ellos sorprendieron al enemigo. No dejaron alma con vida en aquel lugar.
Un anuncio por radio transmitió la noticia al resto del ejército. Al cabo de pocos momentos el país entero conoció la buena nueva. La guerra había acabado.
Había merecido la pena estar allí, al fin y al cabo, aquellos hombres devolvieron a sus gentes el auténtico don de la vida: la libertad.
Ahora pensaba en la medalla que recibiría, en el tratamiento especial con el que iba a ser recompensado... pero no le importaba. Había obtenido mucho más de lo que esperaba antes de aquel amanecer. Sólo quería descansar y olvidar aquel horror.
Sin más, se levantó de la silla frente al televisor y apagó la videoconsola.

Anécdotas sobre mi ordenador I

Hola de nuevo! Hoy, debido a los calores que estamos sufriendo, voy a contar una bonita anécdota que me ha venido a la cabeza.
Un buen día de diciembre de hace algún tiempo, compré un ordenador potente para hacer la carrera (bueno vale, para que me funcionaran los últimos juegos) con procesador AMD, en una cadena de informática de cuatro letras que empieza por J. Sin más novedad, el ordenador funcionó perfectamente hasta que empezaron los primeros calores de la primavera.
De todos es sabido que los AMD a altas frecuencias se calientan más que Shin-Chan con Nanako, pero parece ser que los vendedores no lo sabían.
Total, que el ordenador empieza a colgarse sin parar, se reiniciaba solo, el buffer de la grabadora iba a su bola y demás problemas. Así que un buen dia decido abrir la carcasa y me encuentro el siguiente panorama: las abrazaderas de los cables medio derretidas (de hecho había una fundida sobre el módem que parecía una pizza cuatro quesos) y una bonita pegatina transparente tapando la salida del aire. En esta pegatina se podía leer: Remove this label before the deliverance (quitar la pegatina antes de la entrega).
Bien, de todo esto se deduce mi enfado y consternación, así que le quito la pegatina, limpio el desastre y dejo la caja abierta para que entre el aire. Además me aseguro de que funcione el ventilador del procesador.
Pasan los dias y la cosa iba mejor, los sensores de temperatura indicaban temperaturas altas pero moderadas (aunque detectaba borrascas en el NorthBridge), sin embargo al poco tiempo vuelven los problemas. Calor y más calor y, finalmente cae la grabadora.
Voy al servicio técnico (si se le puede llamar así al circo que tienen en la trastienda esa gente) de la tienda donde lo compré, y explico mi problema con la grabadora. El muy eficiente "técnico" no se lo cree, y prueba a grabar un CD. Obviamente le falla la grabación. Pensativo e insistinte vuelve a intentarlo y claro está, vuelve a fallar. Ahora sí se le enciende la bombillita en la cabeza y me pregunta con cara de satisfacción: "¿Has probado a grabar con juegos?". Claro, ante esta pregunta me quedo a cuadros, ¿tal vez compré una grabadora específica para juegos y mi ignorancia me tenía cegado?. Le digo que sí y que además de juegos me gustaría grabar más cosas (como un letrero en su frente que pusiera Nothing Inside). Y nada, se queda el ordenador y la grabadora para arreglármelo y ponerme más memoria.
De nuevo trascurren unos interminables dias hasta que el ordenador está listo y voy a buscarlo. Me saca el ordenador, me planta la factura y mientras voy pagando le pregunto si ya no se cuelga y va finito. A esta pregunta, el premio nobel atrapado en el trabajo de un técnico de ordenadores me responde: "Ah! ¿pero que se colgaba? Yo lo he encendido y no se me ha colgado". Bueno, me imagino su gran reparación, el tio puso la memoria nueva, me cambió la grabadora vieja por una nueva y arreglado. Así que pago la factura y me voy, consciente de que pronto volveré a estar allí.
Pero ahora viene lo bueno de verdad. Llego a casa, mi padre hartito de pagar facturas de ordenadores en los últimos meses, y me dispongo a encender el ordenador. Arranca el sistema operativo, reconoce la memoria y la grabadora (creedme, no las tenía todas conmigo), y cuando voy a intentar olvidar mis problemas matando zombies, el oprdenador se apaga. Lo intento volver a encender doscientas veces y nada. Tan cabreado que por poco me convierto en la Masa, cojo el ordenador y me voy a la tienda a que me lo arreglen bien (la reparación lógicamente aún estaba en garantía). Le monto el pollo al tipejo de la tienda y le digo que ya me lo está reparando que lo necesito para trabajar urgentemente. El tio me dice que de garantía nanai, que la garantía la tiene la memoria y la grabadora que me habia instalado, no la reparación que, según él, yo jamás llegué a encargarle. Así que cuando el tio se iba para dentro con mi ordenador, se lo quito de las manos y me voy gritando las maravillas de la tienda, su personal y demás ante unos cuantos clientes que allí se encontraban.
Directamente llevo el ordenador a otra tienda importándome un pepino que se le pase la garantía al ordenador y gaitas. Lo dejo en la otra casa, unos grandes profesionales de verdad, eficientes, educados y desde luego que saben lo que hacen y me voy a mi casa. Dias después recibo una llamada del servicio técnico, y tras identificarse esto es lo primero que me dice: "¿Pero quien demonios te ha montado esto? Tienes un ventilador que no sirve ni para un Pentium a 500Mhz en un AMD 1 Ghz. Menuda chapuza. Mira, tienes la placa base rota, se han fundido alguno componentes y el procesador vamos a mirarlo pero la cosa pinta mal." Nada, ante estas noticias les pido que cambien lo que sea pero que me lo dejen finito, que quiero mi ordenador ya.
Una semana más tarde voy a recogerlo, por suerte el procesador estaba bien y no necesitó cambio, pero la placa base era nueva, y ahora tenía un ventilador que podía ponerlo de aire acondicionado en mi casa. Mientras pagaba, salió el técnico que "había llevado el caso", y me puso a parir a quienes me habian vendido el equipo en esas condiciones, yo finalmente revelé el nombre, con lo que las críticas aumentaron en volumen así como en anécdotas de casos anteriores. Pagué lo suyo, pero contento, desde entonces nunca más he vuelto al servicio técnico.

Jeje, pues eso es todo, ahora suena divertido, pero los cabreos que cogía cada vez que iba a la tienda eran de escándalo. Próximamente publicaré algunas de las conversaciones que recuerdo de las sucesivas veces que visité el establecimiento, totalmente reales, que dejan al descubierto la incompetencia de algunos miembros supuestamente productivos de nuestra sociedad.