USAR jugabilidad CON gráficos increíbles

El otro día, visitando una web sobre videojuegos de esas que hacen análisis de cada título en todos sus apartados, me llamó la atención un hecho curioso. De tres crónicas que leí sobre juegos recién salidos al mercado, las puntuaciones en el apartado de "jugabilidad" eran inversamente proporcionales a las puntuaciones en "gráficos", siendo en los tres casos altísima la calidad gráfica y con una jugabilidad cercana al cinco. Y la verdad es que es un hecho bastante habitual.
No quiero decir con esto que la calidad gráfica esté reñida con la jugabilidad, ya que hay múltiples videojuegos en que van cogidas de la mano. Sin embargo, parece que en muchas ocasiones, las prisas de las compañías por colapsar el mercado con sus productos, provoca que se cuide menos la jugabilidad o la originalidad que los gráficos, ya que éstos siempre serán los que nos llamen la atención en un primer momento. De esta forma, encontramos a la venta títulos diferentes con una misma línea argumental e incluso forma de juego que sus antecesores o, incluso, que videojuegos de otras compañías.
Ante esto, me es inevitable recordar juegos cuya deliciosa jugabilidad me encandiló -y lo sigue haciendo- en los noventa: la Edad de Oro de las aventuras gráficas llegó a nuestros equipos. Una serie de pantallas fijas, donde se movían algunos personajes todos pixelados a más no poder, y un panel de órdenes -abrir, cerrar, ir a, usar...- era todo el apartado gráfico necesario. Después, unas grandiosas tramas y difíciles acertijos hacían el resto.
Inolvidables frases del estilo de "es la segunda cabeza de mono más grande que he visto", absurdas discusiones a lo Monty Phyton sobre cuántos robles roería un roedor o duelos a espada donde premiaba la originalidad en los insultos, hicieron que Monkey Island (allá por el año 90) y sus secuelas alcanzaran el rango de clásico entre los clásicos. Recientemente he vuelto a jugar esta saga, y aunque en la cuarta entrega ya iba perdiendo, la originalidad sigue siendo palpable, así cómo los ácidos toques de humor, lo que unido a su moderada dificultad asegura horas de entretenimiento. Otras aventuras como Sam and Max, Day of the Tentacle, Loom y demás, demostraron que aún con unos gráficos normalitos, se puede conseguir un producto de excelente calidad.
Así que, tal y como está el tema, no pido que no hagamos uso de la técnica a nuestro alcance, hay que conseguir los mejores gráficos posibles, claro está, pero eso sí, siempre teniendo en cuenta que lo que hace que no dejes el juego acumulando polvo en la estantería es su jugabilidad. ¡Ah!, y una última cosa: ¡mira detrás de tí, un mono de tres cabezas!.

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