Zanjaventura Resort

Los accionistas mayoritarios de Zanjaventura, quedaron tan satisfechos con mi anterior crítica sobre la Fase I de su resort de ocio que, ni cortos ni perezosos, me han hecho merecedor del mayor de los honores. Un auténtico regalo para los sentidos, el alma y todo mi ser. ¡Han construido su parque temático alrededor de mi casa!
Así como Disneyland París fuera concebido para dejar en su seno el castillo de la Cenicienta (o de quien sea), Zanjaventura rodea mi casa por todas partes. Allá hasta donde alcanza mi vista se extienden sus atracciones.
Para empezar, un bonito foso rodea mi casa, ahora inexpugnable. Puentes colgantes, semejando los construidos en los albores de la humanidad, permiten cruzar el foso y llegar al otro lado. Bueno, llegar es algo que no tenemos seguro pues la ingeniería no es el fuerte de los constructores de puentes. Pero realmente no son zonas de paso, es la primera de las nuevas atracciones. Inspirada en un híbrido entre Piratas del Caribe y Humor Amarillo, cruzaremos los puentes chocando contra los que los crucen en la dirección contraria, al más puro estilo Gladiadores Americanos. O también podemos cruzar por el cemento fresco mientras nos persiguen al grito de “no mi pises el simento que li acabo di poné, pasa por la tabla gilipollaaaaaaa!!!!”, vamos, lo que viene a ser la segunda atracción novedad para la temporada.
Después, han ideado una atracción similar al Laberinto del Minotauro pero a cielo abierto y con la diferencia de que el minotauro es una excavadora de diez toneladas.
También tienen una atracción acuática similar al tren de la bruja, lo único es que no hay tren y el payaso de la escoba empuña una manguera con la que te llena del agua con hormigón que salpica al limpiar la hormigonera.
La última atracción incorporada es un túnel del terror, donde currelas armados con sierras mecánicas y radiales te persiguen echando chispas mientras esquivas toritos y demás maquinaria pesada.
Y por supuesto, mantienen su simulador de la II Guerra Mundial mejorado hasta el extremo: las trincheras son más amplias, permitiendo que los enemigos se escondan mejor y con el añadido de un episodio basado en la campaña en África, con dunas incluidas.
Pero aquí no acaba todo. Tienen un desfile que hace las delicias de todos los asistentes. Cada día, durante todo el tiempo que permanece abierto el parque, hay un bonito desfile de animación donde vehículos de todo tipo pasan haciendo ruido mientras sus conductores vociferan maldiciones. A esto hay que unirle los continuos conciertos de pico y pala en Do menor sostenido con arreglos de herramienta de motor de gasolina, ¡todo un regalo para los oídos!.

Y esto es todo lo que puedo contaros, si queréis ver más acudid al parque, no lo dudéis. Yo de momento os dejo que tengo que disfrutar de mi abono de temporada.

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