La búsqueda

En este continuo padecer que es el día a día, he tenido la fortuna de experimentar la diversión en el más extremo de sus grados. Si pensábais que no se puede disfrutar más que en Zanjaventura, estábais equivocados y, espero que la siguiente historia os inspire a la hora de pasarlo bien.
Dicen que dentro de un coche pueden vivirse experiencias increíbles, seguramente hablarán de esto. Resulta que yo vivo en una zona relativamente céntrica de la ciudad, en una calle que soporta un gran porcentaje del tráfico rodado, y por esto tuve que adquirir un bonito garaje cercano a casa. Hasta aquí todo muy bonito, pero el otro día, por culpa de los responsables de Zanjaventura, tuve que buscar aparcamiento a las dos del mediodía de un sábado. Bajaba yo antes de lo normal, contento e ignorante, pensando en ese platito en la mesa esperándome, cuando al encarar la puerta del garaje me sale al paso un señor con bigote, casco y mono azul, que entre gestos similares al baile del aserejé y monosílabos me indica algo así como "no se puede entrar, cemento secándose". Yo le acribillo con la mirada al más puro estilo Bruce Willis y me digo "él no tiene la culpa, sólo hace su trabajo". Así que nada, me dispongo a buscar aparcamiento (aún de buen humor). Empiezo a dar vueltas a la manzana y me encuentro con que hasta las esquinas están ocupadas, así como pasos de cebra, paradas de autobús y accesos para minusválidos. Un señor había aparcado dentro de un chino de esos de todo a cien, porque como nunca cierran luego puede sacar el coche sin problemas. Mi indignación va creciendo conforme pasan los minutos, sigo dando vueltas sin parar, cuando veo un hueco me lo he pasado y tengo que dar la vuelta, pero cuando llego ya no hay hueco, sólo una familia feliz bajando de un monovolumen mientras el padre dice "mira, a la primera, para que luego digan que es difícil aparcar". Aunque aún es peor cuando encuentras un sitio, y ves en él a una mujerzuela que te dice que lo está reservando para su marido, y ahí el que te reservas de mandarlos a la mierda eres tú.
Llevo tantas vueltas a la manzana que en la esquina hay un señor que cada vez que paso me saca un letrero con el tiempo que me lleva Alonso de ventaja. El plato en la mesa debe ser ya una especialidad noruega, por lo frío que tiene que estar. Así que decido concentrarme en la búsqueda y como todo el mundo, apago la radio. Con esto incremento la fiabilidad y potencia de mis sentidos, ahora puedo oír motores que se encienden, soy casi un jedi... pero nadie se mueve de su sitio. Voy incrementando el radio de las vueltas, visitando calles de los alrededores, pero allí tampoco hay sitio. Ajeno a que mientras esté en los alrededores hay un sitio libre justo delante de mi casa que llegaré a ver cómo ocupa el coche de delante de mi, sigo mi búsqueda. Los ojos me van de lado a lado a la velocidad del rayo -calcadito al dibujo del marine del Doom II que salía en la parte de abajo de la pantalla-, el coche casi calándose para poder reaccionar a tiempo. Doy tantas vueltas al barrio, que si tuviera un coche de bomberos a la izquierda y una olla de caníbales delante creería estar en el tiovivo. Un vejete en un semáforo me dice que él lleva desde el 74 buscando aparcamiento.
Mi madre me llama por el móvil -previa parada en doble fila, que hablar por el móvil mientras conduces es delito-, lo cojo, y me pregunta si me han hecho un secuestro express o me he ido al Caribe sin avisar. Que el plato de comida se enfría, y encima echándome la culpa de mi tardanza. Claro, todos esperándome para comer y, egoísta de mí, gozando en un coche más que Pocholo en un after.
Estoy ya tan cabreado que decido dejarlo encima de la acera, justo en el momento en que aparece un coche de policía y con aquello de "circule caballero" me hace desistir. Ahora empiezo a desear que inventen el botoncito que convierte el coche en una cápsula que te cabe en el bolsillo, al más puro estilo Dragon Ball. También me ronda por la cabeza el presupuesto necesario para mantener un helicóptero, que me ahorraría atascos y podría aparcar en la terraza de casa. Casi una hora dando vueltas, estoy por llamar a mi padre y que baje a dar unas vueltas mientras yo como, algo parecido a las 24 horas de Le Mans. Realmente esto de aparcar es como el juego infantil de las sillitas, pero aquí, en lugar de haber una silla menos que el número de participantes, sólo hay una silla por cada cien participantes.
Al final, después de intentar aparcar dentro del ayuntamiento para que viniera la grúa y me lo aparcara en el depósito municipal, justo cuando iba ya a planificar mi vida dentro del coche, dónde poner la tele y dónde el microondas, encontré un sitio cojonudo -también llamado sitiazo-. Estaba ahí, sin nadie que lo ocupara, espacioso. Con ojos llenos de lágrimas, completo la maniobra que tantos suspensos provoca en las autoescuelas, bajo del coche y miro lo bien aparcadito que está, a la sombra de un cartel con el nombre de mi ciudad tachado en rojo.

El Día de la Bestia

Como todos sabemos de haber oído en alguna parte, hoy 6-6-2006 es el día de la Bestia. Muchas mujeres embarazadas que salían de cuentas hoy, han pedido a sus ginecólogos que retrasaran el parto, ya que hoy se supone que nacerá el Anticristo. Y digo yo, menudo pedazo de médico el ginecólogo de la señora de Satán, ¿no?. Nada de eso de, "más o menos por la primera semana de junio", no, el tío le suelta: su hijo nacerá el 6 de junio del 2006. Claro que la señora Satán se quedaría algo extrañada: pero oiga, que estamos a 15 de octubre de 1998. Pues nada, más tiempo para ir ahorrando para los pañales.
Entonces, si hoy nace el hijo de Satán, estas fechas deben ser las Navidades Satánicas. Si en las cristianas nos visita Papá Noel, ¿aquí quien viene? ¿Charles Manson?. Anda que los Reyes Magos Satánicos también serán buenos, ¿Hitler, Vlad el Empalador y Nerón?, ¿Enrique VIII, Torquemada y Bush?. Y en lugar de incienso, oro y mirra, ¿qué le traerán al niño Satanín? ¿Una botella de whisky para que vaya haciendo botellón, un cargo de concejal en Marbella y un poco de costo?. Además sería curiosa la anunciación, ¿no? En lugar del Arcángel San Gabriel, se le aparece el Ángel Caído a una doncella virgen y pura -estilo Nuria Bermúdez- y le dice:
- Por arte maligna te has quedado preñada de Satán.
- ¡Ah! ¿Pero ese jugaba en el Madrid?.
Total, que marido cornudo aparte, va pasando el tiempo y a la señora ya se le va notando el embarazo. El marido, mosqueado le pregunta si le ha sido infiel, porque esa tripa no es normal. Ella puede pasarse un tiempo contestando aquello de "no, es que me gusta cenar fuerte" o "no cariño, son aires". Pero claro, al tiempo se nota, y ella tiene que reconocer que está embarazada. Claro, en la versión José satánica, él es también bueno -y tonto- y perdona a la muchachilla. Pero cuando ella le dice, "cariño, pon la mano, mira cómo se le notan ya los cuernecillos", pues ya se mosquea y la manda al Infierno. Que es como darle un billete de primera clase para que se vaya con el amante, Satán en persona en este caso.
Y bueno, luego ya vendría el nacimiento que igual se celebra en un puticlub barato, que sería la versión satánica del establo, en vez de pastores proxenetas. Pero a partir de aquí, como en su día con Jesús, todo es misterio.
En este caso el chaval, ¿nace haciendo cuernos y con una camiseta de Cradle of Filth?. Y lo que es más, si Satán es el Señor de las Tinieblas, y Ozzy Osbourne el Príncipe de las Tinieblas, ¿qué puesto ocupará el recién nacido en la línea sucesoria?. ¿Son Mick Jagger y Keith Richards -sus satánicas majestades- los padres del Anticristo?. ¿A quién se parecerá más el bebé, al padre o a la madre?. ¿Y si la madre le ha sido infiel a su vez a Satán y en lugar de rojo y con cuernos, el niño sale negro y los cuernos los lleva el padre?. ¿Tendrá que ir Satanín a la universidad de Diablos?. ¿Cuando sea mayor, se casará con la del telediario del Infierno o con la becaria de la Cope?. ¿Tendrá que inaugurar la autopista al infierno con un acto en que toquen AC/DC?. ¿Podrá construir suficientes VPO para toda la gente que mandamos al Infierno?. ¿Tendrá una abuela que le hinche a comer?. ¿Y una tía que le diga a la madre aquello de: ¡uy! ¡qué gordo se te está poniendo el niño, no le des tanto bollicao!?.
En fin, sea como sea, tendremos que esperar a que pase el tiempo, el niño crezca y llegue a presidente de algún país, para contestar estas dudas.

Más pensamientos húmedos

Hace poco, metido en la ducha -lugar en que como habréis visto suelo pensar mucho-, me asaltó un nuevo pensamiento: ¿quién diseña los botes de gel, especialmente los de formato ahorro? Sí, esas garrafas de jabón que parecen un chupito de Ernesto de Hannover.
Yo creo que, de nuevo, el diseñador de este artilugio hace su trabajo expresamente para dificultar la tarea de ducharse a la humanidad. Llega el momento de coger el bote de gel, y nos encontramos con que el 30% gratis hace que sea el dobe de ancho de lo normal, con lo que sólo puedes abarcarlo con las dos manos, con la dificultad añadida de tenerlas húmedas. Si intentas cogerlo con una sóla pueden ocurrirte dos cosas: o te haces un esguince en la mano de tanto abrirla o, la más probable, que se te caiga el bote al suelo de la bañera. Pero esto no es tan fácil como caerse y ya está, en su recorrido, la naturaleza del bote de gel formato ahorro, provoca que la trayectoria describa una curva de forma que siempre caerá barriendo el resto de botes apilados en la rinconera o borde de la bañera, llegando a tomar contacto con el suelo únicamente después de caer sobre el dedo meñique de tu pie. De hecho, se conoce que hay gente que para evitar este lamentable suceso se ducha con guantes de fregar, así el bote no resbala, o con botas de puntera de hierro.
Ahora, después de asegurarle a nuestra madre que estamos bien a pesar del estruendo provocado, una vez que tenemos el bote cogido hay que abrirlo y, justamente aquí, es donde el diseñador volcó todo su malévolo ser -Sauron forjando el Anillo Único no hacía más que una travesura a su lado-. Los cierres suelen ser pequeñas bolitas o trozos de plástico super planos, con diminutas muescas, que se supone debemos ser capaces de abrir con las manos mojadas. Normalmente, tras varios intentos de destrozarse las falanges, se acaba por abrir el tapón con la boca, momento en el que tras una breve resistencia se abre de golpe, llenándote la boca de gel. Y creedme, aunque huela a miel y romero el gel sabe a jabón.
Llegados a este punto, si todo ha ido bien, tenemos el bote abierto. Pero como no podemos verter el gel en la esponja porque necesitamos las dos manos para cogerlo, tenemos que hacer uso de toda nuestra inteligencia para conseguir resolver tan delicada situación, algo muy similar a las pruebas con chimpancés de waku-waku. Sin más, cogemos la esponja bajo la axila, y forzando las articulaciones de los brazos volcamos el gel en la esponja, no sin antes derramar el 30% gratis por todas partes. Devolvemos el gel a su sitio, se nos cae la esponja al levantar el brazo, al intentar cogerla antes de caer al suelo volvemos a tirar los botes medio vacíos que están cabeza abajo para apurar su contenido, recogemos los botes, ahora se vuelve a caer el gel ya que el envase es demasiado estrecho para la altura que tiene, mamá vuelve a llamar a la puerta preguntando si estamos tontos o qué, pero finalmente todo queda en su sitio.
Por fin estamos satisfechos, tenemos gel en la esponja, y sólo queda frotarnos. ¡Ah! Pero la esponja resulta que es de esas de crin de caballo -aquí estuvo agudo el que le puso el nombre- que se usan para arrancar la piel muerta... y la viva. Si no tienes cuidado cuando sales parece que hayas estado cortando jamón. Con muchos ¡ay! y ¡joooder! acabas de enjabonarte y, ahora sí, el agradable aclarado. Pero, a estas alturas, tu madre, ya harta de esperar a que salgas de la ducha ha puesto la lavadora. Total, que chorros glaciales e hirvientes se alternan para enriquecer tu ducha.
Y ahora, queridos amigos, ya estamos duchados. Te miras al espejo y pareces una langosta recién fugada de la cocina de Arguiñano, pero estás limpito y contento. Te has ahorrado un 30% de gel con el formato ahorro.